En el último podcast de Pasos de Mujer hablamos a diferencia de los demás podcast, no nos centramos en la figura de una sola mujer que dejó sus pasos marcados en la historia. Hablamos de un colectivo de mujeres olvidadas, hablamos de las sin sombrero las artistas que formaron parte de la generación del 27. Ellas a través de su arte desafiaron a la sociedad de aquella España.
La Generación del 27 se ha convertido en una de las generaciones artísticas más reconocidas que identifica un momento crucial en la historia cultural y social de España. El hecho de formar parte de esta generación ha permitido que sus integrantes hayan aparecido en cientos de libros recordando sus vidas. Sus nombres nos resultan familiares, Federico García Lorca, Luís Buñuel, Salvador Dalí, Rafael Alberti o Luis Cernuda.
Pero este reconocimiento existe para ellos, aunque en aquella generación tan creativa también había mujeres. La que según muchos historiadores fue la primera generación de mujeres que participó sin complejos en el mundo artístico.
Mujeres de gran talento, que compartieron vidas con la parte masculina de la generación del 27 y que influyeron de forma decisiva en el arte, literatura y sociedad española. Pero la Guerra Civil supuso el fin de esa generación, pero en el caso de ellas supuso también su condena al olvido.
Las Sin sombrero lo formaban:
Ernestina de Champourcín (Vitoria, 1905-Madrid, 1999), María Teresa León (Logroño, 1903-Madrid, 1988), Concha Méndez (Madrid, 1898-México, 1986), Maruja Mallo (Lugo, 1902-Madrid,1995), María Zambrano (Málaga, 1904-Madrid, 1991), Rosa Chacel (Valladolid, 1898-Madrid, 1994), Josefina de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria,1907-Madrid, 2002), Marga Gilroësset (Madrid, 1908-Madrid, 1932).
Fueron importantes escritoras, filosofas, escultoras, pintoras, ilustradoras, actrices, todas ellas mujeres intelectuales influyentes en la sociedad. Pero antes de describir quienes fueron os contamos porque se las denomina “las sin sombrero”
En la España de principios del siglo XX las personas debían cubrirse la cabeza con un sombrero, tanto ellos como ellas. Era un signo de estatus social. Los hombres podían descubrirse la cabeza en espacios cerrados, pero las mujeres no.
Maruja Mallo explicó el acontecimiento del que derivo el apodo:
El sombrero era como un pronóstico de diferencia social. Pero un buen día, a Federico, a Dalí, a mí y a Margarita Manso, otra estudiante, se nos ocurrió quitarnos el sombrero. Y al atravesar la Puerta del Sol, nos apedrearon, insultándonos como si hubiéramos hecho un descubrimiento, como Copérnico o Galileo. Nos llamaron maricones, creían que despojarse del sombrero era una manifestación del tercer sexo.
A partir de la década de los años treinta comienza el “movimiento sinsombrerista” y muchos señalan aquel acto público como detonante del movimiento. Fue en la Puerta del Sol de Madrid, cuando paseaban Salvador Dalí, Federico García Lorca, Maruja Mallo y Margarita Manso, todos ellos estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, se quitaron el sombrero y pasearon por la plaza madrileña.
Las sin sombrero tuvieron que lidiar con ser mujeres artistas en una España deprimida por la pérdida de las últimas colonias, que destronaban al país de ser una gran potencia mundial. Los españoles se metieron en una gran crisis que se unía a la depresión económica y a la inestable situación política.
En este contexto caótico se atribuyó a la mujer el papel de criar los siguientes españoles que devolverían la grandeza a España. La mujer quedaba relegada al espacio privado del hogar. Esta situación social hacía el camino más difícil a aquellas mujeres que deseaban cultivar sus capacidades intelectuales al igual que lo hacían muchos hombres.
En las obras artísticas de las Sin Sombrero tienen en común la lucha por hacerse un hueco en unas circunstancias sociales e históricas nada favorables.
La Sin Sombrero Rosa Chacel, nació en Valladolid en 1898, siendo pequeña se trasladó a Madrid. Se decidió a estudiar escultura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, centró su actividad artística en la literatura. Asistía a las tertulias de intelectuales, lo que le permitió conocer a algunas eminencias de la época y otros miembros de la generación del 27.
La Guerra civil la hizo adherirse al Manifiesto de los intelectuales antifascistas, por lo que al finalizar la guerra tuvo que exiliarse a Francia, Grecia, Argentina y finalmente Brasil. Regresó a España en 1973. En 1987 le otorgaron el Premio Nacional de las Letras, fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, en 1990 recibió el Premio Castilla y León de las Letras y tres años más tarde en 1993 le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes. Finalmente, falleció en Madrid en 1994.
La poetisa Ernestina de Champourcín nació en Vitoria en 1905 fue parte activa de las tertulias madrileñas de los años 30, allí coincidió a Valle Inclán o Pío Baroja, y fue una de las promotoras del Liceo Femenino. Junto con su marido huyó al exilio en 1939 en un principio a Francia y desde allí a México donde colaboró con diversas revistas literarias, para más tarde traducir obras. Finalmente regresó a Madrid en 1972 donde vivió hasta su muerte en 1999.
Margarita Gil Roësset nació en Madrid en 1908 en una familia bohemia y acomodada. Ella ilustró las historias que escribía su hermana, siendo una de las mejores ilustradoras del momento. Fue a los catorce años cuando comenzó a esculpir. Se rodeó a lo largo de su vida de los intelectuales más ilustres del momento, de entre los que destaca su relación con Juan Ramón Jiménez. No se conoce el número total de obras que realizo ya que destruyó la mayoría antes de suicidarse en 1932, conservando 17 piezas.
Las Sin sombrero María Teresa León, fue una escritora nacida en Logroño en 1903, hija de militar creció en una familia burguesa contra la que muy pronto se rebeló. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza y se licenció en Filosofía y Letras. Se casó muy joven y tuvo dos hijos, sus primeros trabajos se publicaron en un diario de Burgos y los firmó con un pseudónimo. Después de un viaje a Argentina en 1928 publicó sus dos primeras obras literarias “Cuentos para soñar” y “La bella del mal amor”. Tras publicarlas se fue a vivir a Madrid donde conoció a su segundo marido Rafael Alberti con quien fundó la revista “Octubre”. Pudo estudiar el teatro europeo, lo que la llevó a viajar por Bélgica, Holanda, Alemania, Noruega, Dinamarca y la Unión Soviética.
Durante la Guerra Civil fue secretaria de la Alianza de Escritores Antifascistas, formó parte de la Junta de Defensa y Protección del Tesoro Artístico Nacional, fue Subdirectora del Consejo Central del Teatro. Con el fin de la guerra tuvo que exiliarse, durante esos años trabajó como traductora y locutora aunque no abandonó su faceta de escritora. En 1977 regresó a España y en 1988 falleció.
Fueron sin duda fiel reflejo de la lucha de la mujer en tiempos agitados, de plantar en aquella España los movimientos que resto del mundo empezaban a nacer. Con las primeras sufragistas en Estados Unidos e Inglaterra, la incorporación de la mujer al mundo laboral debido a la llegada de la Revolución Industrial y al inicio de la Primera Guerra Mundial que envío a muchos hombres a la guerra, quedándose las mujeres al frente de las economías domésticas. Estos factores dieron alas a la emancipación de la mujer. En aquella España, la República reflejó todos estos movimientos que llegaban del exterior y respaldó el espacio público que la mujer se merecía.
Las sin sombrero fueron fiel reflejo de aquellos tiempos dejando marcado su paso por la historia. Dejando huella al ocupar el hueco que se merecían en la sociedad. No hay que dejar que estos y otros tantos nombres de mujeres caigan en el olvido. Con esta idea y la de dar a conocer la historia de mujeres que fueron influyentes en nuestra historia, nació la serie Pasos de Mujer.
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