En el podcast 9 Pasos de Mujer hablamos de la figura de Erna Schneider Hoover. Dejó sus pasos en la historia introduciendo la informática en las telecomunicaciones.
Antes de contaros el invento de Erna hagamos un poco de memoria y recordemos como eran las centralitas de teléfonos.
El atender las líneas de teléfonos se consideraba par los empresarios de la época un trabajo de mujeres. Nos es casualidad que las chicas del cable sean todas mujeres. Se consideraba que los hombres para realizar este trabajo tendían a ser groseros y nada obedientes, por lo que se contrataban mujeres jóvenes para realizar el trabajo, se las consideraba más educadas y dóciles con los clientes para realizar el trabajo.
Las teleoperadoras solían trabajar en oficinas pequeñas en la parte baja del edificio. Además de manejar los cables de las centralitas y atender las llamadas de los clientes tenían que asumir la mayor parte del trabajo técnico. Revisando todas las líneas principales e informar de los errores. Si alguna parte de la centralita se estropeaba, debían idear métodos para repararlo, ya que la asistencia de la reparación podía a llegar a tardar meses.
En España por ejemplo las mujeres telefonistas debían ser mujeres solteras para poder conservar ese trabajo, las casadas, en aquellos años, eran obligadas a dejar su puesto de telefonistas en el Fuero del Trabajo de 1938 se decía “liberar a la mujer casada del taller y de la fábrica”
Sin duda tuvieron un papel importante en el desarrollo de las tecnologías de comunicación telefónica.
Erna nació en 1926 en Nueva Jersey. Cuando era niña conoció la biografía de Marie Curie la primera persona en recibir dos premios Nobel, el de Física en 1903 y el de Química en 1911, por sus investigaciones sobre la radiactividad. Conocer la historia de Marie Curie hizo que en la pequeña Erna despertase la curiosidad por la ciencia, y sintió que era posible dedicarse a la investigación científica a pesar del papel preconcebido que se le otorgaba a la mujer.
En 1948 se graduó con honores en Historia y Filosofía en la universidad de Massachusetts lo que la hizo obtener una beca prestigiosa con la que seguir sus estudios. Y en 1951 obtuvo el doctorado en Filosofía y Fundamentos de la Matemática por la universidad de Yale. Consiguiendo un puesto como profesora de Filosofía y Lógico en la universidad de Pensilvania.
La docencia no era el camino destinado para Erna y pocos años después empezó a trabajar en Bell Telephone Laboratories, Inc, también llamados Bell Labs como técnica superior adjunta.
Mientras trabajaba se formó en ciencias de la computación, lo que la sirvió para ascender. En estas fechas 1956, Bell Labs estaba investigando sobre cómo dar el gran salto de sistemas mecánicos a sistemas electrónicos en la telefonía.
Lo que llevo en 1960 a Bell Labs a poner en funcionamiento la primera centralita telefónica completamente electrónica. Sin embargo existía un pero en la maquinaria. No se lograba evitar que la central se colapsara cuando había miles de llamadas entrantes al mismo tiempo.
Fue Erna la que puso la solución. Lo que hizo fue programar los dispositivos de control de las centralitas mediante un alogaritmo capaz de conseguir que la máquina priorizara las entradas y las salidas de llamadas sobre otros procesos.
Diseñó una computadora para que monitorizar los procesos relacionados con la entrada y salida de llamadas, dándolas prioridad en lugar de otros menos importantes como el mantenimiento de registros o la facturación. De este modo, el ordenador de la central podía ajustar automáticamente, en tiempo real, el ritmo de aceptación de llamadas, con lo que se reducía el problema de sobrecarga.
El sistema fue toda una revolución en la industria, porque Erna introdujo la informática en el sector de las telecomunicaciones.
No solo se impedía el colapso de las redes telefónicas en los momentos de altos picos de tráfico, sino que se estaba poniendo la base para que hoy podamos mandar miles de millones de emails al día.
Este sistema fue bautizado como “Number One Electronic Switching System” (IESS) y se presentó por Bell Labs como el proyecto más ambicioso de la su historia. Y francamente razón no les faltaba. Para desarrollar el sistema de control de centralitas se contó con la colaboración de Barry J. Eckhart. Patentando el sistema en 1971 con el nombre “Control por Programa Almacenado” iniciales SPC en inglés (Stored Program Control) Es considerada como la primera patente de mundo que sirve para proteger el software. En la década de 1970 Bell Labs se dedicó a supervisar los programas de control de radar del sistema de misiles estadounidenses.
En 1978 es la primera mujer en dirigir el Departamento Tecnico de Bell Labs. Poniéndose al frente de las investigaciones en el desarrollo de la inteligencia artificial, utilización de grandes bases de datos y software para redes telefónicas.
Erna Termino después de 32 años trabajando para Bell Labs se jubiló en 1987. Pero su actividad no cesó, porque desde entonces Erna se dedicó a difundir la importancia de la educación, denunciando las escasas de mujeres científicas en el profesorado, y siempre ha defendido la importancia de una educación pública de calidad.
Y esta fue la historia de Erna Schneider Hoover, quien al conocer un referente femenino en el mundo de la ciencia se sintió capaz de encaminarse en un mundo dominado por los hombres. A lo largo de su vida aposto por seguir formándose llevándola a realizar avances históricos en las comunicaciones sin los que hoy la comunicación que consideramos habitual quizás no sería la misma. En la última parte de su vida se dedicó a defender la importancia de la mujer en la ciencia, idea que nos encanta y esperamos que conocer y mostrar la importancia de mujeres a lo largo de la historia, en esta serie de podcast Pasos de Mujer, sirva para que otras muchas sigan su propio camino, sin atender a los estereotipos.
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Fuente Visionarias, Inventoras Desconocidas ed. Bidge https://mujeresconciencia.com https://www.eldiario.es
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