Para ubicarnos con la protagonista de Pasos de Mujer. Hasta el año 1868 las mujeres en España no podían acceder a carreras de ciencias. Y aun así, debían tener una autorización gubernativa para poder estudiar.
Vamos hablar en este capítulo de otra pieza muy importante en la medicina nacional. Ella es una gran pionera de la medicina y la ginecología, Concepción Aleixandre Ballester. La novena mujer en doctorarse en Medicina e inventora de objetos de ginecología.
Dale al play y descubre su historia
Pero antes de contaros su historia vamos, a situarla en mapa.
Nació en la Valencia de 1862. En familia acomodada que le dio la posibilidad de poder ejercer sus estudios.
Estudió el bachillerato en el instituto Luis Vives hasta 1883, y después se matriculó en la Escuela Normal Femenina de Valencia para estudiar magisterio. Aunque la pedagogía era interesante para ella, nunca llegó a ejercer de maestra porque otra disciplina la llamaba mucho más la atención: la medicina.
Su familia la permitió poder ejercer sus estudios. Estáis oyendo bien le dieron la posibilidad de poder ejercer sus estudios, una tarea muy difícil en la sociedad española de aquella época. Para ponernos en situación no fue hasta 1910 cuando se reguló el acceso de las mujeres a la universidad en España. Pero que estuviese regulado no significa que fuese más sencillo, solo significó que había alguna barrera menos que esquivar por aquellas mujeres que deseaban y se podían permitir cursas una carrera universitaria al igual que los hombres.
En la España donde nació Concepción, que una mujer decidiera estudiar una carrera universitaria era algo muy minoritario, pero que además pudiera hacerlo era una situación épica. Como ejemplo Concepción tuvo que disfrazarse de hombre para poder cursar sus estudios universitarios. Existía en aquella sociedad el mito llamado “Ángel del hogar” que confinaba a las mujeres a la esfera social del hogar y nada más. El hecho de que una mujer no pudiera estudiar era algo que se tomaba como una obviedad indiscutible.
A concepción los perjuicios existentes en la época, la dieron igual. No la frenaron en su camino hacia el doctorado en Medicina, llegando a ser todo un referente que a menudo la historia olvida.
Inicio el camino vetado para las mujeres matriculándose en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia. Para lograrlo tuvo que conseguir un permiso especial del rectorado.
Se graduó en 1889, con unas notas envidiables, de las 24 asignaturas obtuvo 20 sobresalientes. Logrando ser la novena mujer española en lograr un título universitario. Escogió la especialidad de ginecología, doctorándose en Madrid, ciudad donde desarrollaría su actividad profesional.
Inició la carrera laboral como medica auxiliar en el Hospital de la Princesa en 1891 y en 1892 en la Casa Provincial de Maternidad e Inclusa. Su dedicación por el cuidado de los enfermos, no se limitó a trabajar solo en el hospital. Combinaba su trabajo en el hospital con una consulta privada en su propio domicilio, donde asistía de forma gratuita a mujeres pobres y excluidas socialmente.
Desde entonces continuó abriendo consultas por Madrid en habitaciones preparadas y en horarios adoptados para personas de distinta clase social. Concepción daba a sus pacientes un trato muy cálido y cercano a sus pacientes. Pronto su manera de ejercer la medicina, correría de boca en boca y sus consultas ginecológicas se harían famosas, llagando a acudir centenares de pacientes en una misma jornada laboral. Vamos igual que ahora, solo que por motivos distintos.
Una de las principales intervenciones de sus consultas era la colocación de los pesarios vaginales.
Los pesarios vaginales eran dispositivos que se utilizaban para funciones anticonceptivas, astringentes y para evitar problemas de salud después de los partos. Estaban hechos de diferentes materiales como hueso, madera, cuero, esponja, tela, corcho o plantas, y para que se adaptasen a la vagina se impregnaban en sustancias tan variadas como miel, aceite, ácidos en incluso estiércol.
Un ginecólogo francés (Amédée Dumontpallier) inventó un pesario de caucho, pero provocaba inconvenientes como infecciones o mal olor.
Para evitar los problemas que generaba el artefacto, Concepción ideó un nuevo pesario que evitase este tipo de complicaciones. El resultado fue un dispositivo hecho de aluminio y muelles de acero niquelado que se podía insertar fácilmente en la paciente sin necesidad de cirugía. El sistema además, ofrecía diferentes tamaños y dimensiones en función de las necesidades anatómicas de cada paciente. Era fácilmente extraíble y se podía limpiar sin dificultades con antisépticos o hirviéndolo en agua.
Concepción registró la patente de dos tipos de pesarios metálicos de anillos con tamaños reducibles. Lamentablemente, no llego a pasar el trámite de su puesta en marcha y terminó caducando en 1912.
Aunque no pudo obtener una patente ni comercializar su invento, es probable que Concepción Aleixandre lo emplease en su consulta para ayudar a las mujeres que trataba.
Las inquietudes personales no se restringieron a las paredes se su consulta. Ella fue responsable entre 1916 y 1920 de la publicación de orientación feminista “La medicina social española” en las que escribió numerosos artículos sobre terapias de salud, pediatría, educación maternal, la obstetricia en la profesión y la defensa de la que denominaba “cultura de madres” basada en la educación higiénica de las mujeres desde la infancia.
Además sus ganas de mejorar en su actividad como médica, la llevaba a viajar a clínicas en el extranjero en Francia, Suiza y Alemania para conocer los progresos que existiesen en medicina.
Sus inquietudes no se limitaron al mundo de la medicina.
Concepción fue una gran activista feminista. En 1905, formó parte de la dirección de la Sección de Señoras de la Unión Íbero-Americana de Madrid. La fundación tenía entre sus acometidos conseguir mejoras sociales para la mujer en cuestiones como la educación, condiciones laborales y salud.
En 1914, apoyó la candidatura de la escritora Emilia Pardo Bazán para su ingreso en la Real Academia Española.
En 1918, colaboró en la creación de la Unión de Mujeres de España, organización sufragista, aconfesional e interclasista.
En 1920, recibió la presidencia honorifica de las Juventudes Universitarias Femeninas y ayudó a la fundación de la Cruzada de Mujeres Españolas, responsable de la primera manifestación feminista en España que tuvo lugar en 1921. Se produjo ante las Cortes Generales. Con el objetivo de demandar igualdad de derechos entre hombre y mujeres en lo referente al voto y a la participación política, el establecimiento del divorcio, la investigación de las paternidades irresponsables, la abolición de las leyes discriminatorias o de la diferencia entre hijos legítimos e ilegítimos.
En 1926, Aleixandre fue socia fundadora del Lyceum Club Femenino Español, concebido como espacio de encuentro apolítico y aconfesional para la defensa de los intereses morales y materiales de las mujeres, en apoyo de su desarrollo educativo, cultural y profesional, mediante iniciativas económicas, científicas y artísticas, el fomento del espíritu colectivo, el intercambio de ideas, la confraternización emocional, la organización de obras sociales y conferencias.
Un año después en 1927, fue encargada de presidir el comité organizador del primer Congreso Español de Abolicionismo, partidario de suprimir la prostitución reglamentada e incluir el delito sanitario en el Código Penal.
Fue promotora y presidenta de honor en 1928 de la Asociación Nacional de Mujeres Médicas junto a otras colegas como las oftalmólogas Elisa Soriano Fischer y Trinidad Arroyo Villaverde.
En 2001, el Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid la incluyó entre las 100 mujeres del siglo XX que abrieron el camino a la igualdad en el siglo XXI.
Concepción Aleixandre es un personaje de una relevancia trascendental en nuestra historia, que esperamos haberla dado reconocimiento en este podcast. Además de ser una gran profesional de la medicina, buscando como mejorar la profesión. Es un buen ejemplo de tesón y voluntad por querer cambiar la situación de la mujer en España, ejerciendo un papel destacado como feminista activista. Incluyendo la lucha por la emancipación de la mujer y la visión del feminismo como movimiento pacifista, generador de prosperidad económica y progreso social.
Ginecóloga, pedagoga y feminista española. Son los rasgos característicos de uno de los personajes ilustres de nuestra historia. Un tanto olvidada pero que esperamos que gracias a este capítulo de pasos de mujer dedicado a Concepción Aleixandre, hayamos dado a conocer su figura.
Ahora os toca a vosotros dejarnos vuestros comentarios, vuestras opiniones o lo que queráis, siempre eso sí… que sea bueno, en espacio de comentarios. Nos llenaría de orgullo y satisfacción que difundáis esta historia.